El Sol vuelve a girar alrededor de la Tierra, ¡¡otra vez!!

Patricia Caro Ruiz

El Sol gira alrededor de la Tierra, sí, tal como lo oyen!!! O por lo menos, es lo que pensó, bueno, más bien, creyó el ser humano durante cientos de años. Los más reconocidos científicos de la época abalaban y defendían esta premisa y el poder de aquella época (la Santa Inquisición y poderes políticos de turno) atacaba, juzgaba y condenaba a los que defendieran cualquier hipótesis diferente, como fue el caso de Galileo Galilei. Para su “desgracia”, demostró lo que 100 años antes “vaticinó” Copérnico: el hombre no es el centro del universo.

“Evidentemente que el Sol no gira alrededor de la Tierra ni que la Tierra es el centro del universo”, estamos pensando todos, y nos escandalizamos ante la idea de que a alguien se le juzgara por constatar lo que ya sabemos: no somos el centro del universo!!

Lejos de valorar la postura de la Santa Inquisición de entonces, a donde quiero llevarnos es al mismo momento en el que Galileo fue juzgado, ese momento que se repite incesantemente, riéndose del tiempo y del espacio…

siento anunciarnos que seguimos creyéndonos el centro del universo y, además ¡no nos escandalizamos por ello!

bueno, justamente lo contrario, lo fomentamos en cada paso y decisión que tomamos.

Y, ¿por qué digo esto? Básicamente, porque disponemos de todo lo que está a nuestro alcance, y no tan al alcance, en pro de nuestra comodidad y progreso, mediante la transformación de todo lo que tenemos alrededor y, lo peor de todo, nos enorgullecemos de ello porque somos capaces de retar a las leyes de la naturaleza, y así, demostrar nuestros logros como “especie superior”. Pero,

¿se puede denominar superior a una especie que se autodestruye?

Por poner un ejemplo, que hay miles, quiero recuperar a nuestra memoria el indicador Déficit o Reserva Ecológica. La organización sin ánimo de lucro Global Footprint Network calcula anualmente el déficit ecológico por países y globalmente, y este cálculo es una comparativa entre la huella ecológica y la biocapacidad del planeta (recursos naturales y su capacidad de regeneración), ambos calculados como hectárea per cápita. A modo de recordatorio, se podría resumir la huella ecológica como un indicador que mide el impacto que tiene nuestro estilo de vida sobre el planeta*.

Desde este punto de vista, podemos observar un planeta Tierra como el de la imagen, un planeta donde, en la proyección del 2020, vemos cómo vamos alcanzando el déficit ecológico país por país. Por ejemplo, en España, a partir del 27 de mayo de 2020, los recursos naturales y la regeneración de los mismos serán superados por nuestro consumo, por lo que será necesario y/o vivir de los stocks, y/o de las importaciones y/o de la sobreexplotación del territorio. Pero está claro que no es un problema local ya que el 29 de julio del año pasado, la Tierra se vio sobrepasada, es decir, alcanzó el déficit ecológico 5 meses antes de finalizar el año, lo que conlleva una sobreexplotación de recursos tal que se calcula que serían necesarios 1,75 planetas Tierra para sostener nuestro estilo de vida.

Fechas en las que cada país sobrepasará su capacidad de autoabastecerse y asimilar los residuos generados con los recursos naturales disponibles en su territorio. Fuente: Global Footprint Network

No sé ustedes, pero teniendo en mente esta realidad, no puedo evitar pensar que en algo nos parecemos a la Santa Inquisición del siglo XVII, aquellos que protegían la “dignidad del hombre ya que era éste el centro de la existencia”.

Nuestra forma de abordar el día a día consiste en dar por hecho que todo, y digo todo porque ni la exosfera ni Marte se libran, está a nuestra entera disposición, para nuestro uso y disfrute cuándo y cómo queramos. Pero no estoy hablando únicamente de recursos naturales, sino también de la calidad de vida de millones de personas, porque esta sobreexplotación tiene consecuencias catastróficas en comunidades en todo el planeta ya que genera deforestación, erosión del suelo, perdida de zonas cultivables, disminución de recursos hídricos, materias primas, hambrunas… lo que ocasiona que las poblaciones más vulnerables, incluidas las del “primer mundo”, se sientan obligadas a migrar y/o sobrevivir en condiciones infrahumanas, lo que tiene inri ya que son, justamente ellos, los que menor impacto ecológico ocasionan, es decir, menos huella ecológica (ver siguiente imagen).

Distribución mundial de la Huella Ecológica por persona. Fuente: Global Footprint Network

Siento ser yo quien se lo diga pero…

nos hemos polarizado y deshumanizado

hemos pasado de la necesidad a la opulencia sin importarnos a quién nos llevemos por delante, dejándonos por el camino criterios intangibles que son vitales e irremplazables. No estoy abogando por la restricción, y menos impuesta, sino por un consumo y vida responsables, donde el sistema de elección no se restrinja al capital económico y al “porque puedo”, sino que tenga en cuenta, en partes iguales y de forma tangible, el desarrollo económico, ambiental y social simultáneamente.

En estos momentos y en este lugar, 22 de abril de 2020 y España, y en retiro obligado, podemos hacer un ejercicio de evaluación y purga, podemos enumerar y priorizar nuestras necesidades y nuestros valores y, de esta manera, escoger de forma consciente qué deseamos hacer y tener y cómo queremos conseguirlo. Espero que cada uno de nosotros pueda, en estos días, reflexionar sobre aquello que le llena y le aporta plenitud de forma sincera, porque esta vida no es una competición de “haceres” y “teneres” sino un camino para llegar a ser lo que realmente somos, y esto nada tiene que ver ni con el consumo ni con el acaparamiento de recursos.

Feliz día Internacional de la Madre Tierra

* William Rees y Mathis Wackernagel la huella ecológica se corresponde con el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistema acuático) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población definida con un nivel de vida específico indefinidamente.

 


AUTORA:

Patricia Caro Ruiz, humana y poeta, empática y soñadora, defensora de la plenitud que nos habita aunque esté acallada, además de entre otras muchas cosas, gestora y promotora de proyectos en la Unidad Océano y Clima (IOCAG-ICM), Las Palmas GC.

Foto de portada de Patricia Caro Ruiz